Ofrezco mis disculpas por adelantado a las disqueras,
productoras, empresas de mercadotecnia del mundo de la música y claro algunos
intérpretes por hacer analogía con una práctica usada para promocionar artistas
con algo similar que pasa en el mundo de la política venezolana.
La payola es una práctica de los artistas y agrupaciones
musicales y sus promotoras llevan a cabo con la finalidad de que sus temas
musicales suenen en la radio, y ahora se difundan en las redes sociales, para
así darse a conocer y obtener ganancias productos de las contrataciones. Un
artista, agrupación o género musical se puede posicionar por largo tiempo
gracias a la práctica de la payola, por cierto, muy comentada entre los
artistas del genero urbano (reguetón, trap, entre otros) en sus enfrentamientos
verbales o “tiraeras”.
Esa práctica como se dijo anteriormente posiciona al
artista, agrupación o género que más pague. No es una casualidad que hoy esté
tan posicionado el reguetón al punto que cuesta mucho escuchar artistas o
canciones nuevas de géneros como la salsa o el merengue, y ni hablemos de la
música venezolana como la llanera o las gaitas, que ni en época se escuchan
nuevas.
Esa práctica de la payola de a poco, pero de una manera muy
efectiva y perversa, ha ido terminando con el arte. Ya no se aprecia la calidad
de la voz, sino los efectos que los ingenieros de sonidos ponen a artistas que
no se conocen ni ellos mismos cuando se escuchan. No se aprecia la belleza de
una letra de una canción, se ha impuesto incluso una nueva jerga muy burda,
ordinaria, vulgar.
Ya no se aprecia la melodía.
Lo mismo está pasando en la política, y sobre todo en la
política venezolana.
La política venezolana se privatizó con la aprobación de la
Constitución de 1999. Los recursos que otrora entregaba en Consejo Supremo
Electoral a los partidos políticos para hacer actividad política (valga la
redundancia) según el porcentaje de votos que obtuviera, fue eliminado.
Esa falta financiamiento por parte del propio estado para la
promoción de la cultura democrática, provocó la privatización de la actividad política.
Sí, la actividad política en Venezuela está privatizada.
Para hacer política, se requiere de una gran cantidad de
recursos. Siempre se ha contado con el aporte de comerciantes, empresarios, de
los propios militantes y simpatizantes de una causa en periodo de lecciones.
Pero la política no se circunscribe solo a la campaña electoral. La actividad política
es diaria.
La falta de financiamiento del estado a los partidos trae
como consecuencia además unas distorsiones o degradaciones muy malas para el
sistema democrático: El compromiso que adquieren los candidatos con sus
financistas, la entrada de dinero para financiar la actividad política con
recursos de dudosa proveniencia, el peculado de uso y la corrupción con el
financiamiento ilegal con recursos provenientes del estado, entre otros.
Ese fenómeno, la falta de financiamiento por parte del
estado, hace que no cualquier ciudadano pueda hacer política. No importa si
usted está muy bien preparado. Si no tiene recursos para costear la actividad política
va hacer muy difícil que tenga éxito. Se puede tener amplio conocimiento sobre políticas
públicas, pero si no se tienen los recursos, ese conocimiento no será
difundido.
Esto tiene consecuencias muy graves para la sociedad. Cada
vez tenemos más alcaldes que no solucionan los problemas de la ciudad, pues no
llegaron por conocimiento sino porque tenían el dinero para la campaña. Cada
vez tenemos más concejales y diputados que no saben nada de técnicas de
legislación, ni contraloría, ni mucho menos de axiología jurídica, que ni
siquiera saben hablar de forma correcta, apegados al buen castellano porque son
los que tenían dinero para la campaña. Y lo mismo con los gobernadores, ministros,
y hasta con los candidatos presidenciales que no están preparados para hacer política,
que no tienen las competencias para asumir esos cargos, pero son los que llegan pues son los que obtienen
los recursos, el financiamiento para su actividad política.
Así como la payola acaba con la excelencia, el arte en la música,
la payola política hace lo mismo con la excelencia en el liderazgo político.
Es por ello que tenemos una gran necesidad de recuperar la
buena política, la que está subordina a la ética, la moral, a los valores.
Creo que debemos agradecer que muchos hayan tomado la línea
de partidos nacionales de no participar en las elecciones municipales. La
payola política se apagó por un rato.
Manuel
Rivero.
@mrmanuelrivero
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