viernes, 13 de agosto de 2021

"...o me muero yo, o se muere el rey, o se muere el burro, o quizá hasta aprende a hablar”.

Nuevamente suben a los venezolanos en la montaña rusa de emociones, expectativas-frustraciones, ahora con respecto a un diálogo, que se supone que nunca se iba a dar porque como decían los representantes del gobierno interino "con narcoterroristas no se dialoga".

El diálogo, lamentable llega en el peor momento de esa oposición. Guaidó llegó a acumular cerca del 60% de apoyo popular. En ese momento con mucha fuerza y legitimidad, con las calles tomadas por la gente en protestas diarias no se sentaron a dialogar. Hoy lo hacen con un apoyo y credibilidad que ronda el 8%, sin fuerzas, lo que además significa el cese de la usurpación, del interinato y de la presidencia de la AN. Supongo que ya algunos no insistirán en hacerse llamar diputados.

Tenemos que sumar a las expectativas levantadas por el diálogo en México, las de la CPI. En fin, montaña rusa de emociones subiendo.

Al parecer la mesa de diálogo se reúne nuevamente en septiembre, ya terminado el lapso de postulación de candidatos a las elecciones regionales y municipales. El gobierno, que necesita que la gente se abstenga para las elecciones, tiene en el nuevo diálogo otra oportunidad para que la gente crea que es por la presión internacional que van a salir del poder, con esa emoción la gente se queda en casa, no vota y el régimen sigue acumulando poder. ¿Por qué digo eso? Porque la película ya la ví. 

El pedazo de la oposición que faltaba por reconocer a Maduro lo acaba de hacer oficial, ante la comunidad internacional, lo que significa además de reconocer como validado todas las elecciones de 2018, como dije anteriormente el fin del interinato. Interinato que sólo existía para ellos.

¿Cuándo veremos los resultados de éste nuevo ejercicio de diálogo? Bueno "...o me muero yo, o se muere el rey, o se muere el burro, o quizá hasta aprende a hablar”.

Si no conoce el cuento se los escribo brevemente. Había un joven que había sido condenado a muerte en algún reino lejano. Antes de ser ejecutado, solicita que le envíen un mensaje al rey: “si perdona mi vida, me comprometo a enseñarle a hablar a su burro”. El rey, curioso, decide darle audiencia. En efecto, el condenado a muerte le asegura que, después de cinco años de lecciones intensas, el burro hablará. El rey acepta la oferta. Cuando le preguntan al preso cómo pudo hacer semejante pacto, contesta: “en cinco años, o me muero yo, o se muere el rey, o se muere el burro, o quizá hasta aprende a hablar”.

No hay soluciones inmediatas ni a corto plazo. Los que de manera irresponsable le dijeron a la gente que no votaran en 2018 para salir de Maduro porque en seis meses lo sacaban, tres años después se están sentando a reconocer al gobierno de Maduro. 

Mientras que esperamos resultados del diálogo, de la CPI, hay tareas que hay que emprender, que si tienen horario y fecha en el calendario. Elecciones regionales y municipales el 21N, para recuperar el poder local, y como antesala a la solicitud del refrendo revocatorio del próximo año. Se puede caminar y comer chicle a la vez. Y recuerden, en ese tiempo "o me muero yo, o se muere el rey, o se muere el burro, o quizá hasta aprende a hablar”.

Manuel Rivero.

@mrmanuelrivero


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