lunes, 16 de octubre de 2017

Tenemos que hablarnos claro.

Las incoherencias y contradicciones en el discurso del liderazgo opositor, la falta de un consenso de amplia base sobre la estrategia única para salir del gobierno, la arrogancia, creer que solo la MUD es suficiente para ganarle al gobierno, y claro la muy mala administración del triunfo de la Asamblea Nacional, con un parlamento que entró en un enfrentamiento de poderes estéril, que no le soluciona los problemas de la gente, hizo lo que parecía imposible que ocurriera, y es que el PSUV recuperó millón y medio de votos de los perdidos en 2015, y la Unidad perdió dos millones desde entonces.

¿A qué incoherencias y contradicciones en el discurso opositor hacemos referencia?

Son muchas, pero puedo colocar como referente de esas contradicciones que son insalvables a Henry Ramos Allup. El primero que cantó fraude en el país, hace varios años ya, y sin tener ninguna pruebe de ello, con una conducta altamente irresponsable fue ese señor. Y tal vez eso sea lo menos grave, al lado de otras cosas dichas en el pasado reciente, como allegar a la presidencia de la AN y decir que en seis meses se iba a salir del gobierno de Maduro, así como decir que la elecciones regionales no eran la prioridad en el 2016, y hoy pagamos las consecuencias de ello, o peor aún, por su arrogancia haber mantenido a la AN en desacato que impidió nombrar un nuevo CNE. Hay que recordar que tres de los cinco rectores del CNE tenían su periodo vencido y la AN no pudo nombrar un nuevo CNE por estar en desacato. Nunca se hizo nada para solucionar ese problema y el primer responsable de esa situación es Henry Ramos Allup. Todas esas contradicciones hacen que a la gente se le generen expectativas que luego no se pueden satisfacer, lo que desencadena en el desánimo, la desesperanza y la desmovilización del elector opositor, quien luego se abstiene de votar y tenemos resultados como el del pasado domingo, que no es ninguna sorpresa.

¿Falta unidad en la oposición o son minoría?

Sí y Sí.

Es evidente que las fuerzas democráticas, la gente que adversa al gobierno, que quiere cambiarlo es mucho mayor que la que quiere mantenerlo. El problema es que todo ese descontento no se expresa electoralmente por la falta de un consenso sobre una estrategia única para salir del gobierno. Sencillo, en elecciones gana el que saca más gente a votar.

El oficialismo frente a la más grande crisis que ha tenido el país, frente al hambre del pueblo, se ha mantenido unido. Tú no los ves a ellos culpándose unos a otros de la crisis. Su discurso es único, repetitivo, cansón, pero eficiente: la culpa es del imperio, el bloqueo económico, la derecha, en fin, todo ese discurso busca enemigos o crea enemigos externos, y se mantienen unidos monolíticamente.
Nosotros en cambio, fuimos a unas elecciones regionales con el dilema de votar o no, después de más de 100 días de protestas violentas con una cantidad de pérdidas humanas muy lamentables, y que sirvieron para alentar el discurso de la abstención de propios y del gobierno. Lamentablemente ese discurso tuvo éxito, la gente se abstuvo, y ahora estamos mucho más lejos de que se produzca una transición, y mucho menos si se canta un fraude que sabemos imposible de demostrar, pero sigue desmovilizando al elector opositor.

Entonces te digo, evidentemente somos mayoría, pero estamos divididos, y así no le podemos ganar al Estado-PSUV.

¿Entonces qué hacer?

Levantarse, sacudirse el polvo y trabajar más y mejor, entender que no hay soluciones mágicas e inmediatas sobre el cambio político, que esto requiere de más tiempo y dedicación, de mucho más compromiso con el país y menos de proyectos personales o partidistas, y tenemos que entender que nuestra fuerza está en la lucha social, por el derecho de las personas a alimentarse, a la salud, al derecho a vivir bien, a que el salario alcance para ir a la bodega a comprar queso por lo menos.

Tenemos que entender que la oposición es una mayoría social, política, pero que no tiene una conducta electoral sólida, firme. Ese trabajo de pedagogía política, de cultura ciudadana hay que retomarlo con fuerza y dedicación. Tenemos que enseñar a la gente, convencerla que la única salida es la vía lectoral, que la oposición no es ni vamos hacer nunca un ejército de liberación, que no tenemos ni la vocación ni mucho menos el recurso de las armas y de la violencia, que tenemos que asumir la ruta electoral como la única viable, que tenemos que promover un dialogo nacional para superar la crisis, que hay que hacer buena política, que tenemos que construir una transición ordenada, de forma electoral, pacífica y constitucional, y sobre todo en convivencia, porque el PSUV es una realidad. Que no podemos tener una visión cortoplacista, de soluciones mágicas, eso nos ha hecho un daño terrible en la construcción de una alternativa seria y confiable, y nos lleva a derrotas electorales como la que acabamos de sufrir. Y que definitivamente nos hace falta mucho una unidad verdadera  y de propósitos para poder ganar.

Manuel Rivero.

Sec. General de COPEI.

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